Lo Mejor de la Huerta crece en tu balcón.
Huerto Urbano, ¿agricultura de ocio?
La agricultura casera que realizamos en balcones o terrazas podemos englobarla dentro de lo que denominamos agricultura de ocio. Una manera de definir la agricultura de ocio es aquella en la cual el objetivo principal no es producir el máximo, el objetivo es pasarlo bien. También se puede decir que es una agricultura en la cual el tiempo no es un coste, es un beneficio, puesto que el rato que dedicamos a cuidar nuestro pequeño huerto nos divierte, nos relaja o nos activa, por lo tanto, nos beneficia físicamente o psicológicamente.
Cuando la agricultura es agricultura de ocio, algunas técnicas o sistemas de cultivo pueden ser diferentes que a la agricultura convencional. La agricultura de ocio suele ser una agricultura de autoconsumo y por lo tanto suele ser necesario producir escalonadamente y vale la pena combinar cultivos diferentes.
¿Por qué un Huerto en el balcón?
Muchas personas han intentado alguna vez plantar en una maceta una lechuga, una tomatera u hortaliza. En la mayoría de las ocasiones estos experimentos caseros no han tenido el éxito esperado. Lógicamente, son muy diversos los motivos por los que una persona que vive en una ciudad empieza a cultivar en recipientes.
A continuación exponemos algunas de las razones que llevan al urbanita a dedicar su tiempo a esta actividad:
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Hacer un huerto en el balcón o terraza es una diversión:
Acostumbrados al espacio gris de la ciudad, nos permite crear un espacio verde propio que podemos visitar cada día al volver del trabajo.
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Es una actividad creativa:
podemos probar nuevas plantas, variedades, abonos o recipìentes. Nunca sale igual dado que existen muchos factores que influyen en el resultado y siempre hay alguna cosa nueva para probar.
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Nunca se sabe bastante:
es un aprendizaje continuo a partir de una experimentación aplicada año tras año, que no tiene precio.
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Es una ilusión:
especialmente cuando conseguimos éxitos importantes, que son el fruto de varios meses de cuidado de plantas.
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Actividad relajante:
Los minutos que se dedican cada día a observar el huerto y a cuidarlo constituyen una actividad relajante que disminuye el estrés hasta el punto de que algunas empresas se han planteado la instalación de un huerto urbano para mejorar el rendimiento de sus trabajadores.
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Seguridad:
Nos permite el disfrute de un producto del que sabemos con certeza cómo se produjo, que no tiene resíduos de plaguicidas y que se abonó de manera ecológica.
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Justo en su momento:
permite disfrutar de la cosecha en su punto de maduración óptimo para el consumo. El sabor de las hortalizas recogidas maduras y consumidas pocos minutos después es mucho mejor que el de las que podemos comprar en la mayoría de los comercios.
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Compartir:
los diferentes horticultores urbanos comparten las experiencias y los aprendizajes, asisten a cursos y establecen nuevas relaciones sociales.
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Autoproducción:
la producción del huerto puede llegar a ser significativa para el autoconsumo de una familia.
(Josep Mª Vallés)
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